Año: 1996
Duración: 80 min.
País: Estados Unidos
Director: Henry Selick
Guión: Karey Kirkpatrick / Jonathan Roberts / Steve Bloom / (Historia: Roald Dahl)
Productora: Walt Disney Pictures
Género: animación, fantástico, aventuras
Premios:
- 1996: Nominada al Oscar: Mejor banda sonora
- 1997: Festival de Annecy: Mejor largometraje
En poco tiempo enviaron a James a vivir con sus tías Sponge y Spiker, que nunca se referían a él por su nombre, sino con insultos, en una casa en una empinada colina, donde pasó un trabajo inhumano para un niño tan pequeño.
Un día mientras cortaba leña en vigilancia de sus tías, recordó como vivía de bien en la playa y eso lo hizo llorar, le amenazaron y le dijeron que se largara. Y eso hizo.
Se escondió en unos arbustos y apareció un anciano que le regaló unas piedritas verdes en una bolsa que le devolverían la felicidad, pero no podía dejarlas caer porque irían hacia un insecto, un animal, un árbol, etc. Después de eso desapareció.
James fue cuidadosamente a buscar una jarra de agua para tragárselas y mientras pasaba por un viejo melocotonero que nunca había dado frutos, se le enredaron las piernas y se cayó. Entonces todas las piedras se hundieron en la tierra sin dejar rastro.
Se fue triste a su cuarto. Entonces sus tías se emocionaron al ver que en el árbol creció el primer melocotón, pero crecía y crecía, muy rápidamente hasta llegar a ser más grande que su casa. Y decidieron cobrar por dejar verlo, cosa que mucha gente aceptó.
En la noche, se había ido la multitud y mandaron a James a recoger toda la basura. Pero se sintió atraído por el melocotón gigante y notó que había un túnel, lo siguió mientras mordisqueaba la paredes y llegó al corazón de la fruta que tenía una puerta, y la empujó.
Salieron a la cubierta del melocotón y aparte de descubrir que ya no se veían las orillas del mar, vieron que un montón de tiburones comían desesperadamente el melocotón para llegar a ellos. En un intento desesperado por pensar a James se le ocurrió atar unas cuerdas a las gaviotas que volaban por encima de ellos para elevar el melocotón y partir lejos de los tiburones que no habían hecho prácticamente ningún daño al melocotón.
Con las gaviotas pasaron un buen tiempo tranquilos, hasta encontrarse cerca de una nube y poder divisar "Nubícolas", habitantes de las nubes, que le lanzaron granizo al melocotón, pero después de eso el viaje siguió apacible.
El Ciempiés divisó tierra, y muchos rascacielos, habían llegado a América, y fueron cortando las sogas hasta que se quedaron atrapados en la punta del Empire State Building, hicieron entender todo y ahí todos los navegantes hicieron su vida.
En honor a ellos, Nueva York hizo un desfile en el que millones de niños comieron el melocotón hasta quedar el hueso, que se convirtió en el hogar de James, donde los niños lo visitaban para jugar y para oír el maravilloso relato.
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